jueves, 19 de septiembre de 2013

Gilbert, un año de arcoíris: “No es maldito, pero nunca pensé que fuera tan pesado llevarlo”

Philippe Gilbert ha vivido un 2013 particular, un año vestido con el maillot de arcoíris, una experiencia inolvidable, pero que admite quizá le ha pesado demasiado. De hecho, solo rompió con la maldición en la Vuelta a España cuando por fin alzó los brazos en Tarragona. El próximo domingo será su última carrera como campeón del mundo en el GP Isbergues. O no. Pese a todo, el valón del BMC Racing Team apuesta por luchar de nuevo por vencer en Florencia.
 
 
 
 
Su triunfo en la Vuelta a España fue un alivio para Gilbert: “Incluso sin el maillot a la espalda, era primordial. No entiendo el deporte de alto nivel sin la voluntad de ganar. Pero, como campeón del mundo, mi deseo se multiplicaba. La tarde de mi segundo lugar en Sevilla en la Vuelta, me cuestionaba. Había sido derrotado por unos pocos centímetros, no entendía por qué no iba. Era exasperante, porque después de cada fracaso me hacía la misma pregunta y trabajaba duro”.
 
 
 
 
Gilbert no cree en las maldiciones, pero casi. “Yo no soy un creyente, no tengo ninguna religión, sólo creo en el trabajo bien hecho. Pero después de un tiempo pensé que había algo que estaba mal con este maillot, como si estuviera frenando en mi búsqueda de mayores éxitos. Esto no es una maillot maldito, pero el problema es que no pasa desapercibido en el pelotón. Al final, hay nueve posibilidades de cada diez para que alguien salga a un ataque a tu rueda. Tiene que ser un orgullo ser el campeón del mundo. Esto no es un asunto personal, no es porque sea Philippe Gilbert, pero sí campeón del mundo. Este maillot es un símbolo por sí mismo”, asevera en una entrevista en L’Equipe aprovechando su participación ayer en el GP Valonia en Namur.
 
 
El ciclista belga reconoce la influencia del arcoíris aunque asegura haber vivido grandes experiencias con él. Por eso desea volver a luchar por él en Florencia. “Por supuesto que no pensé que fuera tan pesado llevarlo. Por supuesto, voy a ser el último en quejarse porque fue un sueño, pero tiene una influencia increíble en la forma de correr. Sigo siendo el mismo corredor. No es que después de once años de carrera cambie todo. Pero lo cierto es que me dio mucha más experiencia de la que yo hubiera pensado. Sin este maillot, yo nunca habría experimentado los momentos increíbles que he conocido durante un año. Esta es la razón por la que no quiero dejarlo ir”, asegura.
 
 
 
Y destaca que su victoria en la Vuelta es importante “en el sentido de que es una imagen de mí, levantando los brazos al cielo con el maillot arcoíris, está claro que quedará grabado en mi memoria. Pero es algo más que una etapa de la Vuelta. Esto también me dio más confianza para el Mundial en Florencia la próxima semana. Me encanta esta maillot, quiero mantenerlo. Desde principios de julio, es mi único objetivo, y yo sabía que iba a correr el Eneco Tour y la Vuelta”.
 
 
“Todavía sufro un poco por mi caída en el Eneco (ocho puntos de sutura en una rodilla), pero el dolor va a menos. Todo está en orden, y esto es algo que también me fortalece. Yo sigo un programa de preparación ideal que terminará el domingo en el GP de Isbergues. Me encantará mostrar mi maillot antes de ir a Florencia, es un bello símbolo para no olvidar que es en Francia (en la FDJ) donde empecé mi carrera y tengo muchos fans. Con Valonia, el círculo se cerrará”, finaliza en el diario deportivo francés.

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