En su regreso a la competición, Alejandro Valverde (Movistar Team) ha demostrado que sigue siendo uno de los mejores corredores del pelotón, un ganador, con un excelente rendimiento de enero a septiembre. Ganador de una etapa en el Tour de Francia, segundo en la Vuelta a España y bronce en el Mundial, el murciano mira con renovada ambición a 2013 –“en mi cabeza sigue estando el Tour, confiesa”- y más allá. A sus 32 años –cumplirá 33 en abril- se ve motivado para seguir “hasta los 37 o 38 años”, por lo tanto hasta 2017 o 2018.
Sancionado 18 meses y sin competir 20, Valverde hace una lectura positiva de ese paréntesis forzado. “Yo creo que este año y medio de parón alargará mi carrera, mentalmente desconectas. No hay objetivos, ni presión”, subraya en una completa entrevista en Diario de Navarra.
Por eso, confía en tener una trayectoria larga. “Sé que queda, porque cada vez me veo mejor. En 2003 ganaba medallas en el Mundial, en 2012 sigo ahí. Y en esta Vuelta me he visto mejor que en la que gané, he sufrido menos, me lo he pasado mejor”, asegura. Tengo tres hijos y me cuesta salir, pero me gusta esta vida. Me gustaría estar hasta los 37 o 38 años”, anuncia.
Su forma de competir también ha cambiado, es el paso a la madurez. “Corro diferente. Corro más tranquilo, sin esa ansiedad por ganar. Ahora si esprinto es para ganar, antes gastaba muchas balas para nada”, afirma.
Y no quiere retirarse sin un podio en el Tour de Francia que volverá a ser su gran objetivo en 2013 después de su segundo puesto en la Vuelta 2012. “En mi cabeza sigue estando el Tour de Francia. No quiero decir que vaya a ganarlo, pero sí creo que puedo estar en el podio. En el Tour, teniendo un poco de suerte, puedo conseguirlo”, avanza. “El Tour 2013 lo tengo en mente, pero camino hacía el Tour sé que me voy a poner en forma rápido y que tendré al alcance otras cosas”, asegura en el diario navarro.
De hecho, de todas sus victorias en 2012 se queda “sin duda” con la del Tour, “por ser en el Tour, por que forma en la que gané escapado, por cómo corrió el equipo, por el tiempo, cómo había ido el Tour de malo hasta entonces”.
Una temporada en la que admite que no sabía cuál iba a ser su rendimiento después de cumplir su sanción. “Yo sabía que estaba bien, pero después de año y medio sin correr tenía mis dudas. Pero empecé ganando y seguí ganando. Tenía incertidumbre, pero tuve un buen final de temporada que yo lo achaco a ese año y medio de parón. Me demostré a mí, al equipo y a los demás que había seguido trabajando y que era capaz de ganar de nuevo en poco tiempo”, explica. “Lo más sorprendente ha sido verme capaz de ganar desde enero hasta el Mundial, donde iba como una moto”, añade.
Por último, defiende la limpieza del pelotón, aunque no está demasiado de acuerdo con las formas. “En el ciclismo se busca a los tramposos más que en cualquier deporte. Y si buscas, encuentras como en cualquier ámbito de la vida si buscas con esa insistencia”, señala.
“En el caso de Armstrong se ha destapado una gran trama de dopaje, eso es indudable. Pero también creo que han ido a por él desde hace muchos años. Al final ha caído, y yo pensaba que nunca iba a caer. Creo que en el ciclismo no se le mide a todo el mundo con la misma vara. Armstrong ha caído, y le han quitado todos los tours. Otros han confesado su dopaje y no les han quitado nada. Me parece que se están cebando un poco con él”, concluye en el periódico foral.
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